En diferentes ocasiones, les he platicado acerca del despertar de la conciencia desde el punto de vista científico. Hoy, sumaremos a nuestra revisión, a otro autor: el dr. Donald Hoffman y, en particular, su libro «Un caso en contra de la realidad”.

Un poco sobre quién es Donald Hoffman.

El dr. Hoffman, psicólogo cognitivo, obtuvo su doctorado en filosofía y psicología computacional en la prestigiosa MIT, en Estados Unidos. Actualmente es profesor en el departamento de ciencias cognitivas de la Universidad de California en Irvine, y en algunos otros departamentos relacionados con sus estudios en la conciencia y la psicología evolutiva, en los cuales, utiliza modelos matemáticos y experimentos psicofísicos.

Entre sus múltiples publicaciones, podemos encontrar muchos artículos científicos y varios libros. Entre ellos, el que ya les mencioné anteriormente y que usaré como base de información para una serie de artículos que iré publicando poco a poco.

Como saben, en mi podcast y en mi blog insisto mucho en el tema de la “realidad de la realidad”. Pues déjenme contarles algo: el dr. Hoffman nos monta un caso en contra de la realidad y no sólo lo describe a detalle, sino que lo gana. Obviamente, bajo pruebas científicas con “matemática pura”, al estilo de Stephen Hawking con el Big Bang.

El caso en contra de la realidad y la Teoría de la evolución.

Para entrar en el tema, definiremos un poco de que se trata la evolución o la teoría de la evolución.

En 1809, Jean-Baptiste Lamarck formuló la primera teoría de la evolución llamada “de uso y desuso”. Después de varias propuestas, por diferentes hombres de ciencia, los aportes más importantes acerca de la evolución fueron dados por el naturalista británico, Charles Darwin, quien vivió entre 1809 y 1882.

Como dice la canción, “en el mar, la vida es más sabrosa” y, en el caso de Darwin, además de sabrosa, resultó muy inspiradora y generadora de “momentos eureka”. Después de largos viajes por el mundo en la embarcación Beagle, Darwin publicó en 1859 su libro “El origen de las especies”. Más que una teoría, Darwin planteó varias propuestas científicas básicas. Por ejemplo, nos dice:

• Que existió un ancestro común a partir del cual se derivaron todas las especies
• Que las especies van cambiando gradualmente a lo largo del tiempo
• Que las especies que existieron, y que existen, son resultado de su adaptación a los cambios ambientales, para sobrevivir y multiplicarse.
• Que dichas características de adaptación se heredan a los descendientes, lo cual determina quién sobrevive y quién se extingue
• Basado en lo anterior, Darwin propuso el término “Selección natural”.

Ahora, el dr. Hoffman nos explica que, si nos basamos en lo que acabamos de escuchar del proceso evolutivo, “se supone” que somos descendientes de los ancestros primitivos que tuvieron una percepción más exacta de la realidad, sobre todo cuando se enfrentaban a comer, defenderse y reproducirse. Esos “avatares alfa” fueron los más capaces de pasar los genes, por lo que, se cree, permitían una “percepción más precisa” para la supervivencia.

Hoffman y la falsa percepción de la realidad objetiva.

Sin embargo, el dr. Hoffman le da una cachetada guajolotera a esta teoría evolutiva lineal; nos presenta argumentos acerca de que hemos heredado una falsa percepción de la realidad real o realidad objetiva.

Tal vez, algunos de ustedes se han enterado, por este blog, de la errónea percepción que tenemos de la realidad. Esta idea, no es ninguna novedad. De hecho, tiene ya una larga historia.

Unos 400 años antes de Cristo, Demócrito ya se refería a las percepciones de dulce, amargo, caliente y frío, como conveniencias. Algunas décadas después, Platón comparaba nuestras percepciones con sombras proyectadas en la pared de una caverna; por una realidad que no se veía directamente. Desde entonces, los filósofos y los actuales científicos han tenido debates de “máscara contra cabellera” acerca de la relación entre la percepción y la realidad.

Don Hoffman, o Doc Don, como yo cariñosamente lo llamo, toma la teoría evolutiva, para inyectarle fuerza a este debate. O sea que ¡le gusta el mitote!

¿Cómo es posible que nuestros sentidos nos mantengan vivos si nos están mintiendo acerca de la realidad?

Para contestar esto, da una analogía como ejemplo: supongamos que estás en tu computadora escribiendo un email y el símbolo o el ícono de tu archivo es un cuadrito azul en medio de la pantalla; ¿significa eso, que tu archivo es cuadrado y azul y que está en medio de la pantalla?

Obvio que no. El color del icono no es el color de tu archivo. De hecho, los archivos ni tienen color, ni son cuadrados, ni están en medio de la pantalla.
El propósito de la computadora no es mostrarte la “verdad de la computadora” que, en este caso, serían circuitos, voltajes y capas de software.

El propósito de la computadora es ocultar toda esa verdad que, se supone, no necesitamos, ni nos interesa. Sólo nos muestra un dibujo o símbolo simple, que indica en dónde podemos iniciar la tarea de escribir un email. Hoffman asegura que, si para escribir un email, tuviéramos que enfrentarnos con los circuitos, voltajes, chirriones y palitos de la computadora, jamás redactaríamos un correo electrónico.

El doctor nos propone que, lo que la evolución ha hecho con nosotros, es equiparnos con sentidos (como la vista, el oído, etc.) que ocultan la realidad, y nos muestra solamente iconos o símbolos simples que nos ayudan a sobrevivir y a criar a nuestros “descendientes”.

Según Hoffman, el espacio, tal y como lo percibimos cuando observamos alrededor, es como una pantalla de computadora. Toronjas, víboras, lunas y los demás objetos físicos que percibimos, son solamente iconos o símbolos, en nuestra pantalla de tercera dimensión.

Observando patrones, desde mi punto de vista, el doc. Don nos está dando bases científicas de lo que les escribí de Buda y el primer principio de su “Camino octuple”: la percepción correcta. Recordemos que, al iluminarse, Buda sintió que esta realidad es solo una percepción ilusoria. Esta podría ser la pantalla 3D y los símbolos a los que se refiere Hoffman.

Percibir la realidad tal cual podría extinguir nuestra especie.

Hoffman explica: “los iconos o símbolos son útiles, en parte, porque ocultan la complicada verdad de la realidad objetiva”. O sea, si pensamos que la realidad es complicada pues… ¡Estamos sólo percibiendo sólo “lo fácil”!

Nuestros sentidos han evolucionado para darnos lo que necesitamos. Tal vez, nosotros queremos la verdad pero, según Hoffman, “no la necesitamos”. Como dijo Jack Nicholson en la película “A few good men”, “¿Quieres la verdad? ¡No puedes con la verdad!”.

Según el doc. Don, “percibir la verdad tal cual”, literalmente, “extinguiría nuestra especie”. Sólo necesitamos iconos simples, que nos indiquen cómo actuar para permanecer vivos.

La percepción es una fase intermedia que esconde la realidad objetiva detrás de un velo de símbolos útiles; un velo que nos sirve como descripción científica; un velo que los místicos antiguos mencionan, como “el obstáculo que nos impide reconocer nuestra verdadera identidad”.

Como buen científico, Hoffman nos dice: “no necesitas la verdad, es muy complicada”. El conocer esa verdad, para mí, equivale al despertar de la conciencia: no es complicado pero diferentes filosofías declaran que, gracias a él, la proyección, ego o vida desaparecerían. El propio Hoffman lo confirma cuando dice: “si conociéramos esa verdad objetiva, nuestra especie podría extinguirse”.

Otra opción, como se dice en “Un curso de milagros”, teóricamente dictado por Jesús, es vivir o fluir en el ego o proyección, conscientes de que todo es una ilusión. También nos dice que nuestra verdadera identidad es infinita y eterna, fluyendo libre de problemas, alegrías y juicios.

Les quiero recordar algo que, en su correspondiente momento, les comenté acerca del dr. David del Rosario. Cuando le preguntaron “¿qué tanto de la realidad que percibimos es inventada por el cerebro?”, él contestó: “la respuesta a esa pregunta es un punto de encuentro entre algunas tradiciones orientales, y la neurociencia”. Aún no sé a qué se refería exactamente pero nos insinúa que “hay gato encerrado” entre lo místico y lo científico.

¿Qué tan literal es que la realidad no es tal y como la percibimos?

Regresando a Hoffman, señala que una pregunta lógica sería que, si un auto a toda velocidad es sólo un icono, ¿por qué nos despanzurra si nos ponemos enfrente? Hoffman explica que “una cosa es tomar las cosas literalmente y otra es tomarlas con responsabilidad”. Algo similar a arrojar un archivo importante en el icono del bote de basura de tu computadora: “mover y dejar ahí tu archivo, puede provocar que lo pierdas para siempre”.

Él toma sus percepciones responsablemente (y no literalmente) como lo haría un practicante de “Un curso de milagros”. Es decir, puede aceptar que esto es una ilusión, viviendo un sueño feliz. Pero no literalmente, tirándose de un edificio como Superman sin capa. Hoffman revela, a través de su libro, por qué es importante hacer las cosas de esa manera.

El caso en contra de la realidad, capítulo por capítulo.

Les comparto un breve resumen de la información contenida en cada uno de los capítulos en los que está dividido el libro “Caso en contra de la realidad” del dr. Donald Hoffman:

Capítulo 1: Misterio.

En este capítulo, Hoffman nos dirá como un cerebro puede ser partido en dos, como banana split, y descubrir que una mitad es atea y la otra cree en Dios, mostrándonos diferentes personalidades en ellas. Menciona cómo la ciencia aún no ha podido dar una descripción aceptable de cómo la actividad cerebral genera una experiencia consciente. Aquí les platico más a detalle sobre este capítulo.

Capítulo 2.

Aquí, veremos cómo con una simple mirada y en microsegundos, usamos un súper algoritmo para saber si otro avatar es atractivo, identificando inconscientemente su potencial de reproducción y crianza de “descendientes”.

Capítulo 3.

Veremos más a detalle la lucha de “máscara contra cabellera” pues nos hablará de filósofos y científicos que apoyan o reprueban la idea de que nuestros sentidos no revelan la verdad tal como es.

Capítulo 4.

Hoffman nos empapa con su teorema: “la habilidad vence a la verdad” y cómo la evolución, por selección natural, disminuye nuestra percepción de la realidad. También, ahí habla de un concepto que ya se ha visto en otras investigaciones: la explicación “sin pelos en la lengua” de que las cosas dejan de existir cuando las dejamos de ver, oler, saborear, sentir o escuchar.

Capítulo 5.

En este capítulo, Hoffman nos habla más a fondo sobre que el tiempo, el espacio y todo lo demás son sólo símbolos en un mundo virtual. Además, nos dice, los sentidos nos ayudan a jugar “el juego de la vida”. Tal vez, podamos relacionarlo con el comentario de Elon Musk acerca de la posibilidad de que vivimos en una simulación tipo Xbox.

Capítulo 6.

Hoffman nos enumera científicos y teorías en física que declaran y, esperemos, den bases:

• De que la relación espacio-tiempo está condenada a descartarse
• De que la historia de la humanidad no es fija; la historia depende de lo que observamos en el presente

Entonces, si la evolución y la física apuntan a que el espacio y el tiempo no son tan importantes, eso quiere decir que debe haber algo más profundo y transcendental. Yo estoy segura que eso, más profundo, es la conciencia pero dejemos que los científicos se den “su divertida” para que concluyan lo mismo que los iluminados de la antigüedad ya dijeron: “nadie aprende en cabeza ajena”.

Capítulo 7.

Este capítulo está dedicado a explicar cómo el espacio-tiempo es solo un formato de datos; muy parecido al que tienen nuestras computadoras y celulares. Nuestros sentidos lo usan para reportar errores de adaptación y corregirlos para mantenernos vivos. ¡Ya me está volviendo el síndrome de Buzz Ligthyear!

Capítulo 8.

Hoffman nos da una pincelada de cómo los colores son códigos de mensajes que comprimen datos, de la misma forma que nosotros comprimimos una foto antes de mandarla a nuestros amigos. ¡Órale! Yo ni sabia que comprimía fotos.

Recordemos que, desde el punto de vista del despertar de la conciencia, el mantener la proyección o ego significa mantener esa maya o velo, que nos oculta nuestro origen esencial, místico o fundamental; aquel en el que se fluye en paz y dicha infinitas y eternas. Esas sensaciones, ya las han experimentado avatares de conciencia despierta También hay quienes tuvieron una experiencia cercana a la muerte que coinciden en describir el ver su vida pasar ante sus ojos; experimentar una sensación de paz y plenitud y, de pronto ¡que los retachan a la proyección!

Capítulo 9.

En el noveno capítulo, Hoffman habla, de forma similar al dr. David del Rosario, sobre cómo nuestra visión nos engaña. Desde otro punto de vista, nos explica cómo creamos un objeto para que sea adecuado y legible para nosotros.

Si nuestros sentidos ocultan la realidad en una interfaz, entonces ¿qué es la realidad?

Capítulo 10.

Aquí, exploramos con el dr. Hoffman la idea de que las “experiencias conscientes” son fundamentales o importantes, a diferencia del espacio y del tiempo

Además, propone: “tal vez, el Universo es una red social de agentes conscientes”, forma en la que Hoffman nombra a todo aquello que estaría en un metanivel. Si lo anterior es cierto, entonces “la conciencia no sale o emana de la materia”. Por el contrario, “la materia, el tiempo y el espacio, salen o emanan de la conciencia”.

En conclusión.

Ya para finalizar esta “síntesis de la introducción” a su libro, “Caso en contra de la realidad”, el doc. Don, evocando la película “Matrix”, nos plantea: “este libro te ofrece la píldora roja; una opción para ayudar a quitarte el equipo de simulación que nunca te has dado cuenta que traes puesto”.

Voy a estar escribiendo una serie de artículos en próximos días para compartirles mis notas al detalle sobre cada uno de los capítulos de este, por demás, fascinante libro.