Buzz Lightyear y psicoterapia

El síndrome de Buzz Lightyear

Hoy les quiero platicar del “Síndrome de Buzz Lightyear”. Vamos por el principio: ¿qué significa síndrome? Un síndrome es un conjunto de síntomas o fenómenos que aparecen juntos y que caracterizan a una determinada enfermedad o situación.

Quienes me han hecho el honor de seguir este blog desde el principio, saben que mi principal objetivo es obtener información sobre cómo aceptar que, esto que llamamos “realidad”, es ni más ni menos que una proyección, sueño, ego, simulación, película, serie de televisión cósmica, o muchas otras cosas más.

Esos conceptos los hemos ido identificando, a través de la revisión de la información de diferentes autores: desde místicos milenarios de oriente, hasta físicos cuánticos contemporáneos.

Quienes ya vivían este concepto y quienes lo han ido haciendo suyo a través de mi podcast o mi blog, saben que lograr aceptar esta propuesta, hipótesis, dogma o como le queramos llamar, lleva un proceso muy (pero muy) interesante.

Desde mi punto de vista, en mis roles (como psicotrapeuta, química clínica y doctora en sistemas humanos) propongo que, después de la etapa inicial de plenitud e iluminación que se logra en el proceso del «despertar de la conciencia”, pueden aparecer una serie de síntomas de duelo o pérdida. Lo sé porque me tocó experimentarlo en mi propio avatar.

El duelo causado por el despertar de la conciencia.

Cuando tomé la decisión de aceptar como dogma, que esto llamado “realidad” es solo una proyección o sueño y que, esencialmente, soy lo que soy, mis primeros sentimientos y emociones fueron de plenitud, relajamiento y dicha, cantando en las colinas como la novicia rebelde.

En su momento, esas experiencias agradables me hicieron sentir muy bien. Por otro lado, a medida que me fui haciendo más consciente de mi decisión o deseo, empecé a tener sentimientos y emociones no tan felices.

Cuando aceptas que esto es irreal y que el pasado y futuro no existen, te liberas de muchas cosas desagradables. Sin embargo, también llegan a tu mente cosas queridas o valoradas que, siguiendo este enfoque, también se vuelven falsas o ilusorias: tu pareja es una fantasía; tus hijos o familia son avatares; tus logros, títulos, dinero y cosas materiales son una mera ilusión.

David Hoffmaister, facilitador de «Un curso de milagros” nos dice: “En tu vida, no has hecho nada malo pero tampoco has hecho nada bueno”. ¿Recuerdan que alguna vez hablamos de las Cuatro nobles verdades de Buda? Él nos anticipa que el origen del sufrimiento es el apego y que el único camino a la felicidad real es liberarnos de las cosas, personas, etc.

Es fácil leerlo o decirlo y, tal vez, desapegarnos de las cosas feas, malas o desagradables. Pero al desvanecer las cosas que sí nos gustan o, simplemente, al hacernos conscientes de que esas personas y experiencias, realmente no existieron ni existirán, ahí sí, como decía mi abuela, ¡nos pisan un callo!

Definitivamente, si te mantienes en el despertar de la conciencia y asumes con amor y responsabilidad lo que esto conlleva, sentirás la dicha y plenitud de borrar lo feo y también a aceptar la falsedad de lo bueno.

Para esto último, tal vez haya que vivir o pasar, como me sucedió a mí, un periodo de duelo o pérdida con todas sus etapas y emociones: como tristeza, enojo, paz, alegría (no necesariamente en ese orden) y lograr, finalmente, la sublimación característica de este proceso.

Buzz Lightyear - Despertar de la conciencia

Buzz Lightyear y el duelo del despertar de la conciencia.

Cuando viví y superé esta experiencia, el proceso me trajo a la mente unas escenas de la película Toy Story (la primera). La recuerdo bien porque, de pequeño, mi hijo la vio 485 mil veces…

Si ya la vieron, tal vez recordarán que el astronauta, Buzz Lightyear, aseguraba que era un astronauta de verdad. Eso hacía explotar de enojo al otro personaje principal, el vaquero de trapo, Woody, quien le repetía constantemente a Buzz: “Eres un juguete”.

Imaginense, que en vez de presentar todo un podcast de recopilación de información, yo simplemente le diga a las personas: «No eres real, eres un avatar en una proyección”. La verdad, ninguno de los enfoques que hemos revisado, hasta ahorita, hacen esa recomendación.

El desarrollo Toy Story, obviamente, es espectacular ya que de una manera u otra, el ego o el escritor del guión, se las ingenia para que Buzz, quien efectivamente es un juguete, realice una serie de hazañas que, accidentalmente, le sigan confirmando que es un astronauta de verdad.

Buzz dice: estoy volando.
Woody dice: eso es caer con estilo.

La analogía interesante que podemos encontrar entre esa película y el despertar de la conciencia, es cuando Buzz, después de ignorar continuamente las afirmaciones de Woody sobre que era “sólo un juguete”, ve en una televisión el anuncio de una juguetería, y escucha lo siguiente:

“¡Buzz Lightyear! ¡El planeta Tierra necesita tu ayuda! ¡El héroe más grande del mundo ahora es un super juguete! Buzz lo tiene todo: comunicador en la muñeca, acción de karate, luz parpadeante de láser, simulador de voz, y alas desplegables”.

Para aún mayor triste sorpresa, en la pantalla aparecen las palabras “juguete no volador”. Después, muestran cientos de muñecos de acción de Buzz Lightyear, ordenados y empacados en sus cajas, con la forma exacta de su supuesta nave espacial y la leyenda “Disponible en todas las jugueterías de la ciudad”.

Buzz empieza a identificar, en sí mismo, todas las características del juguete para, finalmente, ser consciente de que “no es un astronauta real”. Para re-confirmarlo, Buzz abre el compartimiento de su brazo y ve la escritura “Hecho en Taiwán”.

Mientras Buzz camina cabizbajo, con mirada triste, se escucha la canción:
“Por las galaxias manejar, más allá del sol. En un barco de plata voy. El sueño terminó. Por fin, ya comprendí quién soy. “Eres un juguete” y lo que hago aquí. No navegaré nunca más. No puedo creer que, de volar, no tengo el poder, ni los cielos cruzar; como un ave volar. No navegaré nunca más”.

Nuestro “space ranger” se para en el barandal de la escalera; oprime el botón que extiende las alas de juguete y se tira diciendo: “al infinito y más allá”, cayendo en cámara lenta hasta el suelo y rompiéndose un brazo.

En este punto, Buzz se da cuenta de que “no es un ser real”, lo cual sería lo mismo que nos pasaría a nosotros, cuando múltiples sabios y científicos nos dicen: “Eres una proyección; vives una fantasía. Tal vez eres una simulación. El tiempo no existe”…

La hermanita de Andy, el dueño de los juguetes, encuentra a Buzz tirado en el suelo. Se lo lleva y lo sienta con sus muñecas a tomar el té. El vaquero Woody lo encuentra y, cuando le pregunta si está bien, Buzz, vestido con un sombrerito de flores y con una taza de té en la mano, contesta: “¡Nada! No ha quedado nada!”.

Woody le pregunta: “¿Qué te pasa? Estás defendiendo la galaxia entera y, de pronto, estás tomando té con Maria Antonieta”, refiriéndose a la muñeca sin cabeza que está sentada a su lado.

Buzz ríe como loco; Woody le da una bofetada y Buzz dice las palabras mágicas: “Tienes razón. Sólo estoy un poco deprimido. Me recuperaré”. Un segundo después, grita: “¡Soy un fracaso! ¡No puedo salir volando!”.

En esas escenas, podemos identificar la tristeza, la frustración y el enojo típicos de un proceso de duelo o pérdida. En este caso, perder una identidad para encontrar otra.

Unas escenas después, Woody está atrapado debajo de una caja, en el cuarto del villano de la película, y exclama: “Ayúdame Buzz!

Buzz, pegado a un cohete explosivo, se lamenta: “No puedo ayudar a nadie. Por primera vez estoy pensando con claridad. Estabas en lo correcto woody, no soy un guardián del espacio. Sólo soy un estúpido e insignificante juguete”.

Woody le dice: “¡Espera! Ser un juguete es mucho mejor que ser un guardián del espacio. En esa casa, señalando por la ventana la casa de enfrente, está un niño que es feliz porque sabe que eres un juguete. Su juguete”.

Síndrome de Buzz Lightyear

El despertar de la conciencia de Buzz Lightyear.

Desde el principio de la película, sabemos que el nombre de Andy está escrito, con marcador indeleble, en la suela de la bota de Woody. Buzz, aún atado al cohete explosivo, ve la suela de su bota espacial y lee el nombre de Andy en ella.

Para mí, ese momento es revelador; ambos se dan cuenta, que el nombre imborrable de su esencia original o divina está plasmada en ellos y es lo que realmente los hace valiosos, dando sentido a su existencia.

¡La conciencia de Buzz despierta! Ayuda a salir a Woody de la caja y le dice: “¡Hay un niño en esa casa que nos necesita. Así que hay que salir de aquí!”.

Desde mi punto de vista, ese proceso de Buzz de estar enganchado con su papel en la proyección; vivir un duelo cuando se entera que no es real y darse cuenta, al final, de que su verdadera esencia es la que le da sentido a todo, es muy semejante a lo que un ser humano, aún identificado con el ego, experimenta al alcanzar el “despertar de la conciencia”.

Así pues, ese es el motivo por el que, a ese duelo que tal vez algunos hemos vivido al experimentar nuestro “despertar de la conciencia”, lo he llamado “Síndrome de Buzz Lightyear”.

Cero Preocupaciones (Parte 2)

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Déjame guiarte hacia el despertar de la conciencia.
Disfruta vivir en el aquí y en el ahora; libérate de la ansiedad
y de las preocupaciones.

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