Hoy trataremos un tema que, aparentemente, es muy conocido: “el yoga”. Digo “aparentemente” porque sé que mucha gente piensa que el yoga es solamente hacer asanas o posiciones en un tapete o, tal vez, ponerse a meditar. Pero, la verdad, el yoga es algo mucho más amplio y, sobre todo, mucho mas profundo que un agujero negro.
Una breve reseña histórica sobre el yoga
La palabra yoga proviene del sánscrito y significa “unir”, “alinear”, o “volver al inicio”. Muchos historiadores coinciden en que el yoga inició en la India hace unos 5,000 años en la civilización del Valle de Lindo, que comprendía Afganistán, Paquistán y la India.
Sobre todo en el área de la India, se han encontrado muchos grabados, tallas y artefactos de prácticas y saludos relacionados con el yoga. Esta disciplina aparentemente se inició, como una búsqueda para recuperar la unión entre, “el hombre, su cuerpo y mente”, con “la naturaleza” e, incluso, con “el universo entero”.
El dios Shiva es considerado el primer yogui y el que enseñó a la humanidad el arte y práctica del yoga. La filosofía del yoga empezó a aparecer en las escrituras védicas, como ya hemos mencionado antes, los textos más antiguos de la India y también en las enseñanzas budistas y jainistas.
En la india, básicamente, se habla de cuatro tipos de yoga:
El jñāna yoga
Es el yoga con el enfoque más intelectual. El yoga del conocimiento usa el intelecto para hacernos preguntas existenciales. Pero esto es sólo una herramienta, ya que este yoga, debe trascender ese intelecto, para alcanzar el conocimiento absoluto y la sabiduría infinita.
En el caso de este blog, podríamos decir que todos los temas teóricos que hemos revisado, desde la mística, filosofía, física cuántica , etc, pudieran considerarse dentro de este tipo de yoga; ya que lo hemos hecho, con la curiosidad existencial, acerca del despertar de la conciencia.
El raya yoga o “el yoga de los reyes”
Está centrado en la meditación. Busca evitar los pensamientos externos. Es un instrumento, que se utiliza para profundizar en la divinidad del universo interior. Recuerden que hablamos de ello y lo revisamos a detalle, cuando vimos el budismo, en los artículos “Buda y cerebro”, por si los quieren repasar.
Los que hemos seguido este blog desde el principio, e incluso los que lo han hecho de vez en cuando; sabemos que la meditación y el conocimiento interno son de los ejercicios que más practicamos.
El karma yoga
Consiste en realizar las actividades que nos corresponden en la vida o “darma”, sin apegarnos a los resultados, o “karma”, de nuestras acciones. Nos invita a enfocarnos más en vivir el proceso sin pensar en si beneficiamos o no a alguien con nuestros actos. Con eso, se logra purificar la mente y avanzar en el camino personal y espiritual.
Precisamente, cuando hablamos de la meditación en el silencio con Pablo d´Ors, vimos un poco ese tema cuando nos referimos acerca del “altruismo”, en donde se supone que hacemos las cosas para beneficiar a otros. En este caso el karma yoga, nos insiste en la idea de que, las cosas deben hacerse por hacerlas y no por esperar un resultado de ellas, aunque sea para beneficiar a otros.
Bhakti yoga o “el yoga de la devoción”
A través del contacto con el amor, abrimos las puertas de nuestro mundo interior. Usa como instrumentos la meditación y los mantras. Fijense bien: la compasión hacia uno mismo es esencial para avanzar y llevarte a la liberación del apego y al alcance de la iluminación.
En algunos artículos, hemos comentado acerca de la importancia de la compasión; incluso, practicamos una meditación específica acerca de ella. También comentamos, en algún momento, en cómo el amor a uno mismo y a los demás, viéndonos como un solo espíritu, nos lleva inevitablemente a la práctica de la compasión.
Patañjali y las 8 ramas del yoga
Tal vez pueda resultar muy presumido de mi parte pero no podemos negar que, de una manera u otra, todo el equipo de sakshis de este blog, hemos practicado o, mínimo, escuchado los cuatro tipos fundamentales del yoga.
Algo muy importante, es saber que todas las escuelas o tipos de yoga del mundo y planetas circunvecinos se originan en estas cuatro principales.
En el siglo II a.c. alguien, listillo desde chiquillo, puso orden en las enseñanzas del yoga: se codificaron en los yoga-sutras del pensador hindú Patañjali. Para él, el yoga es la unión “del cuerpo, la mente y el alma” con “la consciencia”.
Por lo tanto, el yoga no es una práctica, sino un estado de conciencia. En este estado, la actividad mental y emocional se detienen y se liberan los apegos del mundo físico. Entonces, el practicante, puede llegar a disolver la percepción del “yo” y experimentar la unión con “lo supremo”, “el estado samadhi” o “la iluminación”.
Ahora veremos, que Patañjali también logró “alinearnos la energía o prana del cuerpo” y no precisamente con unas cachetadas guajoloteras, como lo hacía mi abuela; sino con un sistema, llamado ashtanga o el camino de las ocho ramas.
Precisamente, para no andarnos por las ramas, como changos sin cola, aquí las vamos a describir, brevemente:
- Yama: enseña al yogui lo que no debe hacer en el mundo
- Níyamar: enseña al yogui lo que debe hacer y pensar en el mundo.
- Asanas: es el uso del cuerpo para conducir la energía, o prana, y así calmar la mente. Esto es lo que “popularmente” se conoce como yoga. O sea, andarte parando de cabeza y enredarte como pretzel
- Pranayama: es el control de la respiración para que la energía circule a través de todo el cuerpo. La finalidad es alcanzar el equilibrio del cuerpo con la fuerza del universo. El que domina la mente lo domina todo y, yo agrego, “el que domina su respiración, domina su mente”
- Pratyahara: es el autocontrol o liberación de los sentidos, para seguir en equilibrio y separado del mundo; una sensación parecida a la que practicamos en la meditación “desaparece”
Las tres últimas ramas, son las que gobiernan la mente:
- Dharana: concentrar la mente en un mismo objeto, pensamiento, respiración o palabra. Como lo hemos estado haciendo, por ejemplo en la meditación contemplativa
- Dhyana: es un profundo estado de meditación, en el que somos conscientes de todo, tanto del cuerpo como de la mente y nuestro alrededor, moviéndonos hacia una calma completa. Esto pudiera ocurrir, en los ejercicios de hipnosis eriksoniana que hemos estado trabajando. Y que algunos autores llaman “estado meditativo”
- Samadhi: que es la calma total de la mente, en la que el meditador, el objeto de su meditación y todo lo que le rodea, se convierten en una misma cosa. Es como la unión del observador y lo observado, que revisamos en el artículo “¿Estoy en todo?”. Esta unión es el principal objetivo del yoga y a los que todos anhelamos llegar
Más allá del samadhi o iluminación, el yogui descubre el «moksha», también como “mukti” o libertad plena y el “ananda” o felicidad pura.
Patañjali indica que si se practican las primeras cinco ramas correctamente, las últimas tres se presentan como resultado, logrando la armonía perfecta entre las cosas, la naturaleza y el cosmos.
Yo siento que, al principio de la proyección, los seres humanos estábamos en perfecta armonía con el todo; pero, en el momento en que el homo sapiens comenzó a desarrollar la conciencia de las cosas, inició una competencia en la que, aparentemente, se desligó de lo demás. El yoga, a mi criterio, es la forma o disciplina que, con su práctica, invita al ser humano a recuperar esa unión auténtica con el todo.
La ciencia y la medicina convencional, ya reconocen los beneficios de todos los tipos de yoga. Por ejemplo, en el centro NIMHANS de estudios avanzados de la India, el dr. Ganga-dhar, utilizando estudios de resonancia magnética; ha reportado los beneficios del yoga a nivel orgánico.
También, el dr. Shankar, ha comprobado el impacto de los mantras, e incluso de la lectura del Corán y de la Biblia en la salud humana. Todo esto en la Universidad Ese-vias.
Igualmente, el dr. Nagen-dra nos habla de los importantes efectos del yoga, para disminuir la ansiedad y el estrés.
En uno de tantos videos, escuché el testimonio de un ex adicto recién salido de rehabilitación. Contaba que pasó por un centro de yoga y que, al ver la fuerza y gracia de los movimientos del maestro y los alumnos, se dio cuenta de que eso era lo que verdaderamente había estado buscando. Dice haber visto “libertad”. Actualmente, este ex adicto, es todo un maestro de yoga.
Para cerrar este artículo, les recuerdo que el tema del yoga (o la yoga como también le llaman) es infinito. Les sugiero adentrarse y buscar más información específicamente sobre lo que les interesa basándose en las ramas que describimos anteriormente. Pero, sobre todo, traten de integrarlo a su vida cotidiana.
