Pablo d'Ors, sacedorte y escritor español.

Pablo d’Ors y la meditación en el silencio (Parte 1)

En este artículo, quiero platicarles la historia del sacerdote católico y novelista español, Pablo d’Ors, quien también es autor de un libro muy recomendable llamado “Biografía del silencio” y del que les estaré compartiendo algunas de mis notas.

En dicho libro, d’Ors nos muestra la gran aventura de despertar, que representó para él, meditar en el silencio. De una manera muy poética, “Biografía del silencio” es un relato en el que nos comparte cómo, a través de la meditación, fue experimentando cómo y con qué se come el silencio.

Por extraño que parezca, notaremos lo prolífico que es sembrar el silencio. Recuerdo una adivinanza que contaba de niña: “¿Qué cosa, mientras más le quitas más grande se hace?”. La respuesta es “un agujero”. Con el silencio, ocurre algo igual de contradictorio: “mientras menos hablamos, más nos escuchamos”.

Pablo d'Ors
Créditos: El País.

¿Quién es Pablo d’Ors?

D´Ors nació en Madrid en 1963. Estudió filosofía y teología en Roma, Praga y Viena. En 1991, se ordenó sacerdote católico. En 1996 se doctoró con la tesis “Teopoética: teología de la experiencia literaria”. Ya para el año 2000, comenzó su exitosa trayectoria como novelista.

Después de conocer al sacerdote jesuita, de origen húngaro, Franz Jalics, fundó en 2014 la asociación “Amigos del desierto” para profundizar en la dimensión contemplativa de la vida cristiana.

Actualmente se dedica al ministerio del silencio y de la palabra, impartiendo conferencias y retiros de meditación.

Introducción a “Biografía del silencio”.

En mi opinión, “Biografía del silencio” es un libro tan bello y enriquecedor, que me fue difícil extraer el meollo del asunto. Así que, de pronto, podemos sentir que no hay una continuidad muy precisa entre un concepto y otro de los muchos que Pablo nos comparte. Lo que sí es muy claro, es que todos ellos son muy útiles, para el despertar de nuestra conciencia.

La verdadera vida está detrás de lo que llamamos vida. Todas las experiencias que tenemos, compiten con ella y, generalmente, terminan desplazándola.

Según cuenta,Pablo comenzó a “sentarse” a meditar en silencio y quietud por su propia cuenta. Simplemente, se sentaba para respirar y acallar los pensamientos.

Al principio, todo le parecía más importante que meditar. Durante los primeros meses, lo hacía mal por estar mucho rato con la espalda recta y las rodillas dobladas. Acababa torcido y respirando agitado. Aprovechó eso para observar qué le dolía. Al estar observando su propio cuerpo, Pablo sintió como su conciencia se fortalecía.

Luego, durante sus sentadas en silencio, se dio cuenta de “la mente alborotada”. Como a muchos nos ha pasado, “conoció a la loca de la casa”. Al intentar meditar, respiraba en armonía, pero la mente, obvio, andaba como chiva loca brincando de un pensamiento a otro. Con tantos pensamientos, planes, emociones y experiencias, Pablo dice que ya no sabía ni quién era.

Pablo d'Ors - Biografía del Silencio

Al paso de los meses, logró que las cosas se asentaran. De acuerdo con la gente de su edad, estaba convencido de que “mientras más libros leyera, más gente conociera, más viajes hiciera y más objetivos alcanzara, más rápido sería una “persona en plenitud” a lo que le llegaría la madurez y se “caería de bueno” como manzana.

Pero, muy al contrario, se convenció de que la cantidad de experiencias y su intensidad, solo sirve para marearnos “como borrachos en barra libre”. Pablo piensa que «el hombre, como especie, está hecho para la calidad y no para la cantidad». También que, al igual que en la meditación guiada «Vaciar» que les compartí hace poco, «la habitación estaba detrás de todas las cosas y que la vida realmente está detrás de todas las experiencias».

Tras un año practicando la meditación en el silencio, se preguntó qué había logrado, además de aprender a despertar sus piernas cuando se le quedaban dormidas y después de tantas horas de sentarse a respirar. La verdad, todo indicaba que tarde o temprano, mandaría al silencio muy lejos y que se dedicaría a cosas que, en su momento, pensaba que eran más provechosas.

Sin embargo, se dio cuenta de que, aun siendo tan occidental y materialista, había aprendido a estar en la nada sin nada y, así, sentirse bien. Entonces, decidió enfocarse totalmente en el silencio.

Él fue su propio maestro. Hasta se ponía su estrellita en la frente y su sellito en la mano. Supo que iba avanzando cuando observó que cada vez quería pasar más tiempo sentado, meditando y en silencio.

En cualquier actividad que realicemos, la magia de la vida se desperdicia en el momento en que empezamos a juzgarla: “esto… qué rico”; “esto… qué feo”; etcétera. Dejamos de disfrutar por empezar a juzgar.

Así, nos dejamos caer hasta el suelo y el golpe depende de qué tan alto estuvimos volando con el pensamiento. Desde nuestro presente, no podemos condenar a quienes fuimos en el pasado. Es incoherente reprobar la ignorancia del pasado desde la sabiduría del presente.

Pablo d’Ors y el misterio de la unidad.

Otro concepto que nos comparte Pablo es el del misterio de la unidad. Cuanto más veamos nuestra interdependencia con el mundo y los demás, mas nos acercamos a nuestra identidad más básica. Es decir: “para conocer hay que unir” y la consecuencia natural es la compasión hacia todo. “Si dañas lo demás, te dañas a ti mismo”. Sé que hemos escuchado y repetido eso hasta el cansancio pero lo importante es: ¿realmente lo estamos viviendo?

Pablo comenta que “la vida es digna de vivirse solo si fluye”. Tendemos a quedarnos quietos, incluso a encasillarnos. Buscamos trabajos que nos aseguren; matrimonios que duren; Ideas firmes y claras; ritos que nos den continuidad; chicles con sabor infinito; inversiones de mínimo riesgo…

Sin embargo, el río de nuestra vida va encontrando obstáculos, hasta que un día, ¡plaff!, se estanca y deja de fluir. “Creemos que vivimos estando muertos”.

Cualquier jornada gris, puede ser una revelación. “Hay que volver a mirar para encontrar algo diferente”. Cualquier estado de ánimo que se tenga, es el mejor estado de ánimo posible, en ese momento, para entrar en el silencio y meditar.

Gracias a la meditación, se aprende a no querer ir a ningún lugar, distinto a aquel en que se está. Se quiere estar en el que se está, pero plenamente para explorarlo; para ver que da de si.

Pablo reconoce que buena parte de sus “silencios” los pasa soñando despierto. Parece meditación, pero no lo es. No se trata de soñar despierto, sino de estar despierto.

Nuestros sueños nos gustan mucho y nos emborrachamos con ellos. Vivimos ebrios de ideas e ideales, confundiendo vida y fantasía.

La novela real es mejor que cualquier novela imaginada. Por ejemplo, el amor romántico, suele ser muy falso: nadie vive más engañado que un enamorado. En el amor auténtico, no se espera nada del otro. En el romántico, sí.

Tapizamos al ser amado con tantas etiquetas y con “nuestras expectativas” que, finalmente, no queda nada de él o de ella. Por eso, las personas podemos pasar tan rápido del enamoramiento a la indiferencia e, incluso, al odio. Porque nadie puede satisfacer expectativas tan gigantescas.

Pablo d'Ors durante su plática en BBVA Aprendamos Juntos.
Pablo d’Ors durante su plática en BBVA Aprendamos Juntos.

De hecho, yo siempre hablo de la «pornografía romántica». Si nos vamos al origen etimológico de la pornografia, encontraremos que proviene del griego “porne”, que significa «prostituta» y también significa “vender”. Entonces podemos encontrar la pornografía o venta de la sexualidad, de la violencia e, incluso, del romanticismo.

Volviendo a los conceptos del sacerdote madrileño, «cualquier cosa es digna de meditación»: bañarse, lavarse los dientes y, como hemos visto en los ejercicios de meditación que les comparto, «cada sensación es digna de ser explorada».

Un “meditador” lo es, no sólo cuando se sienta a meditar, sino todo el tiempo.

La capacidad de observación es la madre de todas las virtudes. Ganaríamos mucho si en lugar de hacer juicios, sólo observáramos. Pablo está convencido de que «más de un 80% de nuestra actividad mental es totalmente irrelevante y, más aún, contraproducente». Cuando reflexionamos, complicamos más las cosas. Mientras más se piensa, más se debe estar en el silencio, o sea meditar, porque mientras más llenamos la cabeza de “bla bla bla”, más necesario es vaciarla y dejarla limpia.

Pablo nos invita a despertar al maestro que cada uno llevamos dentro. En el fondo, somos mucho más sabios de lo que creemos. En ese fondo, todos sabemos bien qué es lo que se espera de nosotros y qué debemos hacer. Para escucharlo, hay que estar en silencio. Un silencio que nos ayude a descubrir el cosmos que cada uno tenemos dentro y sonreír, pero hipócritamente como para una selfie. El verdadero “mirar y sonreír” es la clave para la transformación.

El “maestro interno” nos recuerda que lo que realmente nos hace sufrir es nuestra resistencia a la realidad. Todo porque seguimos tercos, pensando que, al perder nuestros apegos o fantasmas, perderemos nuestra identidad, cuando la realidad es que, por primera vez, nos conoceremos realmente. Así, aprendemos que cuando no se “tiene” nada, se dan más oportunidades al “ser”.

«Tanto más deseamos y acumulamos, más nos alejamos de la fuente de la dicha«. El silencio te dice: ¡para y mira! ¡Ponte las pilas! Entonces ocurre el milagro: “sentir la plenitud de gozar los regalos que la vida te da, de lo que ya eres, de lo que ya se tiene, a sentirse bendecido por la abundancia e, incluso, a derrocharla con los demás”.

En una de las lecciones de “Un curso de milagros”, se dice “que nunca estamos enojados por la razón que creemos”. En “Biografía del silencio”, Pablo nos dice que “el problema que nos preocupa no es nuestro problema real”. Cuanto más lo observamos, más se desmorona lo que creemos ser. Hay que tener el valor de mantenernos en esa ignorancia, en aceptar que estamos perdidos, que realmente no sabemos nada y que estamos vagando sin rumbo.

El silencio y el vacío.

Hace tiempo les compartí unos ejercicios de meditación guiada llamados “Espacios vacíos”, sugeridos por la dra. Carol Kershaw. Su efectividad, para lograr liberar nuestra mente de preocupaciones ha sido comprobada científicamente.

También, les compartí más recientemente otro ejercicio para practicar el vaciado de la mente. Con base en algunos de los puntos que les he comentado sobre la obra de Pablo d’Ors, está claro que tanto la concentración en el vacío, como el vaciado de la mente, son estrategias muy útiles para tener un buen terreno en donde sembrar.

Les escribiré una segunda parte de este artículo (ya disponible en este enlace) para profundizar en los conceptos compartidos por d’Ors, a quien bien podríamos considerar como candidato a ser uno de nuestros guías o maestros espirituales, como les recomendé hace tiempo cuando hablamos sobre el llanto y la risa como reguladores emocionales.

Cero Preocupaciones (Parte 2)

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