Risa y llanto: reguladores de emociones

Llanto y risa: limpieza de emociones

En esta ocasión, quiero platicarles de cómo limpiarnos de emociones. Es muy interesante que, dentro de la proyección, está comprobado como el buen humor y el gozo generan, en nuestro ser, una serie de mediadores neuroquímicos, que nos hacen sentir bien y, aún más importante, se ha visto que tienen un efecto sanador y reparador muy efectivo.

El llanto, ¿un regulador de nuestras emociones?

Por otro lado, culturalmente, la gente le tiene un cierto prejuicio o temor al llanto. Siempre he dicho que el llanto es como el sudor. El sudor nos ayuda a regular la temperatura del cuerpo. Cuando hacemos ejercicio o cuando hace mucho calor, nuestro cuerpo reacciona sudando para mantener nuestra temperatura en 37 grados centígrados.

Asimismo, mi percepción es que, el llanto, nos ayuda a equilibrar nuestro estado emocional.

¿Quién no ha llorado de tristeza; de coraje; de impotencia; de miedo, etc. Como decía mi maestro, después de una buena dosis de lágrima, moco y baba, nos desahogamos y nos sentimos más relajados y tranquilos.

¿Quién no ha llorado también… pero de risa? Aprovecho para enviar un saludo a todos aquellos que, cuando les da un ataque, se orinan de la risa. Después de eso, nos sentimos súper relajados y hasta decimos: “¡Ay Dios mío, de verdad necesitaba esto! Pues “eso”, es una súper dosis de endorfina sanadora, a nivel físico y emocional.

De hecho hay una leyenda urbana y casos clínicos en los que las personas han sanado de alguna enfermedad después de varias dosis de risa.

La risa es muy poderosa. Incluso, la risa puede ser de sarcasmo, de miedo, de crueldad, de burla, etc. Pero, en este caso, nos referiremos a la risa de felicidad, la cómica, la que nace por la sorpresa de algo inesperado.

Risa y llanto: reguladores de emociones

La risa y su impacto en mi vida.

Hay un antiguo álbum de música fabuloso: “Lo Cortez no quita lo Cabral”, un concierto en el que Alberto Cortez y Facundo Cabral combinan su talento. Entre canción y canción, ambos se avientan su platicada. En particular, recuerdo una parte en donde Cabral comenta que Polo Polo, “era su maestro” porque, cada vez que lo escuchaba, aprendía palabras nuevas. Claro, hacía referencia al florido lenguaje del comediante mexicano.

Yo siento que el cómico contemporáneo, también mexicano, Franco Escamilla, es mi maestro. De verdad, cada vez que lo escucho, aprendo un montón de conceptos y palabras que yo no sabía que existían. En mi rol de psicoterapeuta, me di cuenta que, a la hora de entrar en el contexto del paciente, es importante estar al tanto de los términos coloquiales y populares, los cuales conozco y utilizo con mucho gusto y, de plano, con Franco me actualizo bastante.

Otra cómica que me súper encanta es la India Yuridia porque tiene un humor serio y anecdótico. Ella misma, y yo la apoyo, se autonombra “conferencista” y no “cómica”. Dice que no cuenta chistes, que relata anécdotas y que el que la gente se ría, por la forma como las narra, es rollo de cada quien.

La verdad yo los escucho porque, entre tanta rebanada cerebral con material filosófico y científico, llega el momento que necesito producir endorfinas. ¡Así… a lo bestia! Y lo consigo a través de la risoterapia, apoyándome en los contenidos Yuridia y de Franco.

A mi avatar le encanta reír y hacer reír. Yo sé que los genes y la convivencia tienen que ver con eso. Quiero decirles, que los avatares de mi mamá y de mi papá tenían un súper buen sentido del humor. Sus familias también.

Del lado de mi mamá, era un humor fino, de sátira y, a veces, hasta un poco cáustico y negro. Era toda una experiencia escuchar las pláticas entre mis tres intelectuales tíos maternos. No te querías perder ni una sola frase de la conversación.

En la familia de mi papá, eran de un humor más relajado, sobre todo el avatar de su hermano menor, a quien le encantaban los chistes de pipí y popó. Mi abuela le decía: ¡Cállate cochino! Mi tío respondía: “Cochino, cochino, pero bien que se ríe, mamá!

Mi papá era de un sentido del humor sano, sencillo, pero muy inteligente. Escuchaba a don Juan Verdaguer, quien contaba que venía de familia humilde: 11 dormían en la misma cama. Por fin se casó su hermana mayor. “¡Qué bueno. Habrá más espacio para dormir!” Pues no, resultó que dormían 12 en la cama.

Verdaguer fue pionero en Latinoamérica, de contar un relato para terminar con el chiste. Creo que ahora lo acusarían de sexista y muchas cosas más pero, dentro de todo, tenía su estilo y presencia.

Dentro de su humor, mi “papá avatar” estaba enamorado de la “Chiquitibum”, una modelo con unos senos muy grandes, protagonista de un anuncio de cerveza. Mi papá decía: “N’hombre, le dieron oportunidad a la Chiquitibum de actuar en una telenovela… ¡Ay no, qué decepción! ¡Malísima actriz!”. Con decirles que, un día, le tocó actuar de muerta… y se movió.

Regular emociones con risa y llanto.

No es extraño que el buen humor se traiga de nacimiento. De hecho, cuando era una niña, escuché que mi mamá le dijo a mi abuela: “Mira mamá. Te compré el shampoo que me encargaste. Te ahorré 20 pesos porque estaba rebajado de 80 a 60”. Mi mamá se retiró y mi abuela me dijo, con una risita pícara: “Lo que no sabe tu mamá es que me ahorró los 80 pesos porque ¡no se lo pienso pagar!

Otra historia: mis tías, las dos que aún me quedan y a las que amo entrañablemente, le dice una a la otra. “¡Ay manita, pues ya estamos en la edad de acordarnos de cosas que ni siquiera sucedieron!”.

Los científicos y el buen humor.

Reflexionando la frase anterior de mi tía, la verdad es que nada sucede, nadie decimos nada, ni sabemos nada. Creo que podemos llegar a un nivel de poder bajar información de la mente colectiva y encontrar patrones en ella. Es decir, o logramos la capacidad de poder proyectar la información que estamos buscando o, incluso, nos sacamos de la manga conclusiones de todo.

Para muestra, un botón: precisamente el otro día, estaba viendo la película “Einstein”, acerca de la vida de nuestro genio contemporáneo para algunos y del pasado para otros. En una de tantas frases célebres, decía a su primera esposa:

“Quiero comprobar que lo más grande y lo más pequeño se funden en lo mismo”.

La verdad no he confirmado si logró comprobarlo y publicarlo. Lo que sí sé, es que ese concepto lo estuvimos desmenuzando en el artículo que les escribí “Como es arriba es abajo”. Hasta tuvo segunda parte aquel artículo.

Algo que me encantó de la película es que citan muchas de las frases célebres y de humor de Albert Einstein. Por ejemplo, esa que dice: “cuando era joven, descubrí que el dedo gordo siempre acaba haciendo un agujero en el calcetín. Así que dejé de ponerme calcetines”. Menos mal que no decidió cortarse el dedo. ¿Ya ven? Humor negro… sorry.

Es muy común observar el buen sentido del humor en los científicos. Así como Einstein, Stephen Hawking también derrochaba buen humor. Pero también, autoridades como el Papa Francisco o el Dalai Lama muestran ese don.
El buen sentido del humor y gozar la proyección pueden ir de la mano con el conocimiento, la sabiduría o la espiritualidad.

Pablo d’Ors, el buen humor y nuestra educación sobre las emociones.

Pablo d’Ors, un sacerdote católico que practica meditación y de quien les escribiré más a detalle cuando hablemos acerca del silencio y del camino contemplativo, en uno de sus tantos videos, habla acerca del buen humor y del disfrutar.

Propone que, a veces, pueden asustarnos algunas de las “emociones incontroladas y locas” del disfrutar. Incluso, menciona que la experiencia mística es un embeleso o trance en el que sales de ti mismo para fundirte con los otros y que, ese éxtasis, puede darnos vértigo, miedo, o parecer inmaduros.

Analiza, que esa es la educación emocional o sentimental que nos han enseñado a vivir. Muy al contrario a lo que se piensa, “el humor y el disfrute son cosas muy serias”.

“En el humor y en el disfrute, nos podríamos estar jugando la plenitud a la que estamos llamados”.

Como adelanto de lo que después escribiré sobre la obra de Pablo d’Ors, les comparto uno de sus dichos: “mucha de nuestra dificultad para recorrer el camino contemplativo o de la meditación en el silencio, es porque no hemos hecho el camino emocional”. Cultural o religiosamente, lo hemos reprimido, sin resolverlo. Lo traemos atorado, como una papa en la garganta.

Compara que, en el budismo, se hace la meditación u oración poniendo las manos debajo del ombligo, en el hara, o vísceras, o área de la gestación. En Oriente, ese es su centro. En Occidente, lo hacemos poniendo las manos en el corazón porque nuestros problemas son emocionales y, afirma, la experiencia es muy diferente.

D´Ors nos invita a vaciar la mente de emociones. Al sacarlas, nos damos cuenta que hay una mente. Esa mente vacía es lo que, según él, llamamos conciencia.

¿Cómo vaciar nuestra mente de emociones?

Una forma para deshacernos de la emocionalidad, que describe Pablo d’Ors, se las puedo sugerir desde mi rol de tanatóloga, ya que mucha de esa emoción, vienen de duelos no resueltos.

El duelo es un proceso que vivimos cuando perdemos algo: un ser querido, la salud, un trabajo, relaciones, confianza en alguien y, uno muy común, el descubrir que alguien o algo no llena la expectativa que nosotros mismos nos formamos. Incluso, también dentro de los duelos, podemos incluir el Síndrome de Buzz Lightyear, que les platiqué en otro artículo, y muchos otros tipos de “pérdida”.

Risa y llanto: emociones y el proceso de duelo

Según la teoría, ya bien comprobada por otra de mis consentidas, la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, existen 5 fases del duelo:

  1. La negación
  2. La negociación
  3. La ira
  4. La depresión
  5. La aceptación

El secreto para superar un duelo es viviéndolo, experimentando y liberando las emociones de una manera sana y bien encausada.

Podemos hablar del enojo, la tristeza, la alegría y la paz:

El enojo puede ser hacia nosotros mismos, otra persona, Dios, objetos, gobiernos, etc. Enojarse, reclamar, buscar culpables o responsables de la pérdida es normal y nos indica que se está viviendo un duelo sano.

La tristeza puede ser por la pérdida de algo que teníamos. Cuando esa persona, objeto o circunstancia estaban presentes. Por ejemplo, si muere mi mamá y extraño los consejos que me daba. También por las cosas o experiencias que no tuvimos mientras estuvieron presentes. Por ejemplo, si muere mi mamá y pienso que ya perdí la oportunidad de tener una buena relación con ella.

La alegría puede presentarse en momentos en los que olvidamos nuestro duelo, o cuando nos distraemos con algo más agradable que el duelo. En algunas ocasiones, las personas pueden llegar a sentirse “culpables”, por sentirse bien o divertirse cuando, “culturalmente”, se supone que deberían estar llorando como magdalenas. Pero esa alegría es normal y señal de que se está viviendo el duelo de una manera sana.

Finalmente, la paz también se puede sentir en algunos momentos, cuando se alcanza nos hacemos conscientes de la naturalidad de la pérdida y de la impermanencia de las personas y las cosas. También, cuando se logra la sublimación. Es decir, darle un “para que” a esa pérdida, visualizando un bien mayor.

Todas estas etapas se presentan en diferentes momentos y con diferente duración e intensidad, dependiendo de la relación de la persona con lo perdido. Si en casa nos cortan el internet, va a haber gente que va a sufrir intensamente. Incluso, pueden acabar con un colapso en el hospital. Para otras personas, perder el internet puede pasarles totalmente inadvertido.

Llorar de risa: limpieza de emociones

Llantoterapia y risoterapia.

Muchas cosas se pueden justificar, intelectualizar, barrer debajo de la alfombra e incluso reponer. También es válido aplicar la llantoterapia y la risoterapia para liberar y equilibrar las emociones. La clave es darnos permiso de sentirlas y dejarlas fluir; puede ser riendo, llorando, llorando de risa o riendo de llanto.

Con esto, lograremos un terreno limpio para sembrar y fértil para cultivar el silencio y la contemplación.

Asimismo, no está demás recomendarles que visiten mi sección de ejercicios con meditaciones guiadas, hipnoterapias (hipnosis eriksoninanas) y ejercicios de reflexión que también ayudan a regular nuestras emociones.

Para cerrar…

Pablo d´Ors menciona: “tenemos toda una educación espiritual por descubrir” y, añade, “¿en dónde están los maestros?”

Yo tengo una respuesta ya que mi podcast y mi blog han sido, de cierta manera, “un desfile de prospectos de maestros espirituales”. Hemos visto que místicos y científicos por igual, nos dan el mismo mensaje, desde diferentes puntos de vista. Así que hay bastantes de donde escoger.

Los invito a hacer su propia reflexión acerca de la risa y del llanto. ¿Y por qué no? También a elegir a su maestro espiritual. Lo importante es continuar fluyendo y permitirnos vivir nuestra particular experiencia acerca del despertar de la conciencia.

Cero Preocupaciones (Parte 2)

ejercicios de meditación en tu email.

Déjame guiarte hacia el despertar de la conciencia.
Disfruta vivir en el aquí y en el ahora; libérate de la ansiedad
y de las preocupaciones.

* requerido
Intuit Mailchimp

Lecturas recomendadas