Buda

Buda y Cerebro (Parte 4)

El dr. David del Rosario comenta que, la mayoría de las decisiones que tomamos, tratan de evitarnos el sufrimiento presente o futuro. Buda en su Noble Camino Óctuple nos invita a meditar con disciplina e intención.

En el artículo anterior, comenté que continuaremos viendo algunas de las coincidencias entre el pensamiento místico de Buda y la investigación científica del dr. David del Rosario. Este tema ha dado mucho. Si no has leído mis artículos previos, aquí te dejo la primera parte, la segunda y la tercera.

El dr. del Rosario nos dice que, a través de la confianza y la conciencia, podríamos percibir mejor la realidad. Desde mi punto de vista, se trata del despertar de la conciencia. Para lograr este estado, revisaremos la siguiente información.

Dr. David del Rosario

¿Qué son las «pensaciones»?

David nos propone recordar que, como los pensamientos siempre van de la manita con una emoción (como si fueran novios el catorce de febrero), les llamemos de ahora en adelante “pensaciones”. También explica que estas “pensaciones” representan el 90% de los pensamientos de las personas normales en un día.

Mientras el cerebro asocia y los mecanismos de defensa esconden, lo que conseguimos es mantener la ilusión de un presente coherente y con sentido. Pero también, la probabilidad muy (pero muy) elevada de sentirnos tristemente decepcionados.

Básicamente, lo anterior significa elevar nuestras probabilidades de acabar con un tarro de nieve y una cuchara, viendo una película de Pedro Infante y sufriendo como alma en pena.

Continuando con David, podemos decir que la mayoría de las decisiones que tomamos tratan de evitarnos el sufrimiento presente o futuro. ¿Qué nos diría Buda? ¡Desapéguense muchachos, desapéguense!

Se calcula que más del 80% de las decisiones que se toman en un día normal tienen como principal objetivo evitar el sufrimiento.

¡El problema es que estas decisiones están basadas en nuestras pensaciones! Obvio, hay veces en las que en realidad sí la pasamos mal: enfermedades, despidos, rupturas y muchas otras perdidas. Lo más loco es que las personas sufrimos mucho más tratando de evitar situaciones dolorosas. A esto se le llama “el sufrimiento moderno”.

Si realmente queremos ser felices, es indispensable que aprendamos a vivir nuestras emociones, a partir de una vida que no nos haga todo el tiempo llorar como magdalenas. Es decir, ¡generando sufrimiento!

Tipos de emociones

Hay dos tipos de emociones: las intuitivas, que son automáticas y pueden ser de atracción o de repulsión. O sea, traen en el combo, ¡una reacción intensa gratuita!

Una vez que se nos pasa la “chiripiorca” de la emoción intuitiva, pasamos a las emociones racionales en donde ya nos damos cuenta, si la primera fue de verdad, o de plano sólo hicimos el ridículo. Es cuando ya nos vamos calmando, entramos en una etapa de razonamiento y se generan las pensaciones. En las emociones racionales, el estímulo siempre es interno y tiene su origen en el pensamiento.

Podemos pasarnos la vida haciéndonos los locos, tratando de ignorar que nuestras emociones nacen de las cosas que pensamos y seguir queriendo echarle la culpa a todo mundo de lo que sentimos. Por supuesto, ese camino no nos lleva al despertar de la conciencia.

David insiste: si seguimos tercos en ignorar cómo funciona nuestro cuerpo, cualquier estrategia que intentemos, así sea con un coaching emocional de la dra. Sakshi, va a fracasar porque, en este punto, es indispensable tomar conciencia y responsabilizarnos de nuestras emociones para acercarnos a la felicidad.

Como diría Juan Manuel Serrat, “ya que andamos haciendo camino al andar”, debo decirte que todos nuestros pensamientos están asociados con un pensamiento raíz. Este pensamiento raíz se encuentra en lo más profundo de nuestro campo mental. Del Rosario nos dice que, cuando llegamos a ese pensamiento, la emoción, como si fuera un cuento de hadas, se transforma en esencia. Es decir, en la base que forma el campo mental.

Cualquier pensación está conectada a un pensamiento raíz. Si le seguimos la pista a cualquier pensación, como Sherlock Holmes, llegaremos hasta ese pensamiento. Para lograrlo, tendremos que hacerle al mártir; sentir lo que tengamos que sentir y pensar lo que tengamos que pensar acerca de la historia de esa pensación, hasta que de repente: ¡zaz! Nos encontremos al pensamiento raíz, cara a cara.

Cuando esto suceda y le digamos “¡quítate la máscara pensamiento raíz!”, nos daremos cuenta que el 91% de ellos tienen su origen en algún tipo de miedo: miedo a morir, a sufrir, a la soledad, al fracaso y, algo muy singular, el miedo a no tener dinero suficiente ni para los chicles.

David nos dice que nuestra mente, tiempo y moral han sido literalmente secuestrados por la dependencia económica. Hemos creado una felicidad basada en el miedo. La nueva pregunta del millón es: ¿qué pasaría si descubrimos que la mayoría del miedo no existe?

Miedo

Los miedos y la realidad o proyección

El miedo es una sensación que se produce (y cito textual al dr. del Rosario) “por un baile de señales neuronales, reacciones químicas y sensaciones corporales”. Por lo tanto, el miedo es producido por el organismo. David del Rosario agrega: “el miedo solo ayuda a salvar la vida cuando un estímulo externo y justificado hace saltar al cuerpo, literal, como trompo chillador. Lo cual solo está justificado el 1% de las veces que se siente miedo.

Generalmente, el otro 99% de nuestros miedos es producido por un estímulo de nuestras propias pensaciones. Por ejemplo: ¿puse la alarma de la casa? ¿Le dejé comida al gato? ¿Borré del Whatsapp el mensaje que me mandó mi puchis? ¡Y más! Este es el miedo moderno que se mencionó antes y, para nada, es necesario en nuestra sociedad o proyección.

Por si fuera poco, estos miedos necesitan más que la alineación de los astros para convertirse en realidad. Aprovecho para comentarte la importancia del despertar de la conciencia como herramienta para deshacernos de todo esto.

En el enfoque místico de Un Curso de Milagros se dice que “el perdón o, lo que es lo mismo, ver la vida sin emitir ningún juicio, deshace lo que el miedo hace, regresando la mente a la conciencia divina”.

Regresando con David, él comenta que nuestra forma de ver la vida, estadísticamente hablando, no tiene mucho sentido. ¿Por qué? Está para arrancarse los pelos porque, recordemos, los pensamientos están hechos del 0.01% de realidad y el miedo moderno sale de ellos.

Las matemáticas lo dicen alto y claro: ¡el miedo moderno no tiene ningún sentido!

Ahora, vivir constantemente estresados bajo el hechizo de los mediadores bioquímicos del miedo (como la adrenalina y el cortisol), tienen un impacto directo sobre la esperanza de vida, la salud y la felicidad de las personas en la realidad (o avatares en la proyección).

Cerramos el libro de David del Rosario resumiendo:

Confiar y tomar conciencia de lo destructivo que es usar a lo loco las ideas y las imágenes, nos devuelve la libertad. También nos recuerda que pertenecemos al proceso, no lineal y autodirigido, que llamamos vida.

Patrones o coincidencias entre Buda, David del Rosario y Un Curso de Milagros

Con esto, debería que nos queda claro que nuestra felicidad es nuestra responsabilidad.

Nuevamente, desde mi experiencia como psicoterapeuta, cuando las esposas llegan a la consulta pidiéndome que sus esposos cambien, mi respuesta siempre ha sido: “la única persona a quien tienes la capacidad de cambiar es a ti misma”.

Finalizando el Noble Camino Óctuple de Buda

Ahora, vamos un poco más atrás para ver los últimos tres puntos que dejamos pendientes del Noble Camino Óctuple de Buda:

Buda y el Noble Camino Octuple

El sexto punto del Camino Óctuple de Buda: «el esfuerzo correcto».

El punto 6, nos habla “del esfuerzo correcto”. ¡Aquí con Buda, ya saben que siempre va a ser buscar lo correcto! En este punto, Buda se refiere a cultivar la sabiduría, la compasión y la generosidad. Nos invita a buscar el bien e, incluso, la iluminación o nirvana para todos. Obviamente, también sugiere eliminar la ira, la avaricia y la ignorancia.

El séptimo punto del Camino Óctuple de Buda: «la atención correcta».

Esto nos puede parecer conocido pues nos invita a poner atención en el momento presente. Como diría nuestro amigo Eckhart Tolle: en el ahora. En inglés, esta práctica se llama “mindfulness” y, en español, estar en “el aquí y el ahora”.

También en este punto, se nos invita a ver las cosas sin pasarlas por filtros de bueno o malo, bonito o feo, etc. Es decir, sin juicios, como comentábamos hace poco acerca del perdón en Un Curso de Milagros.

Esta actitud sin juicios (una de las cosas más difíciles, pero no imposible de lograr) nos ayuda a tener una mente abierta para facilitarnos percibir la impermanencia de las cosas; cómo surgen y se desvanecen y, por lo tanto, observar la vaciedad (o vacío) que las caracteriza.

Esto quiere decir que, gracias a esa actitud sin juicios, podemos ver la falta de una esencia verdadera en la mayoría de los problemas que nos agobian. Yo diría: darnos cuenta que esto, es solo una proyección, maya, sueño…

El octavo punto del Camino Óctuple de Buda: «la concentración correcta».

Finalizamos el Camino Óctuple con este punto que nos habla del hábito disciplinado e intencional de meditar, en el que existen varios niveles:

¿Ves por qué insisto tanto en meditar mínimo diez minutos diarios? Literal, te estoy acercando a el Camino Óctuple de Buda. Por cierto, la indicación de Buda, es trabajar todos los 8 puntos ya que, a su criterio, desarrollar unos si y otros no, sería una total incoherencia.

Sugerencias:

  1. Obviamente, más que claro que el agua, continuar meditando mínimo 10 minutos al día y, si quieres y puedes más, pues más

  2. Ejercicio “terapia de agradecimiento”: Todos los días, antes de dormirte, dar gracias por todas las cosas buenas que viviste durante ese día. Puede ser desde gracias porque estuve vivo; gracias porque respiré; gracias porque salió agua caliente; gracias porque encontré a mi gato; gracias porque tuve qué comer; gracias porque… y así te sigues hasta quedarte dormido

  3. La película, en esta ocasión, es el documental Hongos Fantásticos que tiene que ver con algo que escribió David del Rosario en su obra El Libro que tu Cerebro no quiere leer:

“Ante nuestros ojos, cobra luz un universo subterráneo conectado por un internet de hongos mediante el cual plantas y otros organismos intercambian todo tipo de nutrientes y compuestos, incluido nuestro querido carbono procedente de las estrellas. El subsuelo está en continua comunicación. Fascinante, los seres vivos utilizan esta red, conocida por los geólogos como micorriza, para compartir alimento o avisar de posibles peligros en un presente cercano”.

Cero Preocupaciones (Parte 2)

ejercicios de meditación en tu email.

Déjame guiarte hacia el despertar de la conciencia.
Disfruta vivir en el aquí y en el ahora; libérate de la ansiedad
y de las preocupaciones.

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