Un curso de milagros

Historia de «Un curso de milagros» (Parte 2)

En este artículo, les seguiré platicando acerca de “Un curso de milagros”. Si por alguna razón no lo leyeron, aquí les dejo la primera parte de la historia de UCDM, como también se le conoce. En esta ocasión, les hablaré específicamente sobre su metafísica no dualista y su psicología práctica; basados en los conceptos que el dr. Kenneth Wapnick nos comparte en su libro “Despierta del sueño, una presentación del curso de milagros”.

La base de “Un curso de milagros”.

“Un curso de milagros” enseña que, para recordar nuestra unión con Dios, perdonemos a los demás y a nosotros mismos para que podamos sanar nuestras relaciones. Como decía mi abuela: “el perdón es una medicina que le das al otro, para aliviarte a ti mismo”. Y, como nos decía Eckhart Tolle, “si perdonas a los demás, pues ya las relaciones se solucionan solitas”. Hasta aquí todo muy entendible y muy bonito. Tal vez difícil, pero no imposible.

Aquí viene lo bueno: el curso se centra en sanar nuestra relaciones. Pero lo interesante es que también nos dice que estas relaciones “sólo existen dentro de la mente; se proyectan hacia el mundo y, en ese mundo proyectado o ego, es en donde experimentamos o vivimos esas relaciones con los demás o con nosotros mismos.

¿Qué dijeron? No pues que fácil. Perdono a los demás, a mí y a las relaciones que tengo con la gente, las cosas, las emociones etc. ¡Y ya! Pues no, chulis.

Según Wapnick, el “Curso de milagros”, dictado por la voz de Jesús, para quienes elijamos creerlo, integra una “metafísica no dualista” con una “psicología práctica”.

Metafísica no dualista de “Un curso de milagros”.

Les recuerdo algo que les platiqué en otro artículo. Metafísica, acuérdense “meta” significa “arriba”. Así, un metanivel significa “ver desde arriba para tener una percepción más amplia de todo”. En el caso de metafísica, aquí significa: más allá de la física común o newtoniana y, tal vez, más allá de la física cuántica, que ya también hemos platicado.

Lo que explica el dr. Wapnick como «metafísica del curso» es que nuestras relaciones solo existen dentro de la mente, pero se proyectan hacia un mundo exterior también proyectado.

Acuérdense, este mundo exterior es la proyección o maya que algunos todavía creen que es un mundo real. En él, es en donde vivimos o experimentamos las cosas, universos, emociones y las relaciones que se dan entre países, animales, galaxias y hasta realidades paralelas.

Ahora, lo “no dualista” se refiere a que “todo es lo mismo”. Dual significa dos, por ejemplo observador y observado. No dualista significa uno; es decir que el observador y lo observado, o el creador y lo creado, son la misma cosa.

Cuando «Un curso de milagros» nos dice que “lo que vemos es una proyección”, Wapnick explica que “Dios no creó esta proyección, mundo o realidad”. Esa creencia, también metafísica, es básica para poder entender y aplicar las enseñanzas del curso, sobre todo para practicar el perdón en la vida o proyección cotidiana.

Aquí es en donde, yo, la dra. Sakshi, me revuelvo un poco, ya que desde el momento de que “Un curso de milagros” se declara no dualista, o sea que “todos somos uno mismo”. Por lo tanto, aunque diga que Dios no creó el ego (proyección o maya), esta entidad debería (o debe) formar parte de Dios. Bueno, pues como no lo entiendo, lo acepto como dogma sin cuestionarlo, porque todo lo que sigue, sí lo entiendo; me sirve, me gusta y me da paz.

Kenneth Wapnick
Kenneth Wapnick

El perdón en «Un curso de milagros».

Otro detalle importante es que, una de varias definiciones que el curso da acerca del perdón, perdonar significa “ver las cosas, pensamientos, etcétera, sin hacer juicios acerca de ellos”.

Obviamente eso me encanta, ya que eso es exactamente lo que hace un sakshi o testigo, en las filosofías orientales: percibir o vivir las cosas sin hacer juicios sobre ellas, solo aceptarlas como son.

En mi artículo anterior, les platiqué cuando le dije a una amiga que, si practicando “Un curso de milagros”, yo sería la que perdonaría a los demas, me formara a todo y todos para perdonarlos, personas, guerras, emociones, situaciones, constelaciones etc.

Pero, lo que verdaderamente estaba diciendo, desde el punto de vista de este curso, era: fórmame aquí a todo y a todos para irlos aceptando tal como son, sin aprobarlos ni reprobarlos.

De hecho, las palabras de mi amiga fueron: “tú tienes que perdonar al ego o proyección, por ocultarte o distraerte, de tu naturaleza divina o verdadera.

Existen enfoques o religiones que nos dicen que “todos somos hijos de Dios” o “hechos a su imagen y semejanza”. Sin embargo, el curso nos dice que “somos parte integral, de la esencia divina o iluminada”.

Por una parte el curso enseña, que como Dios no creó este mundo, no se ve como real sino como ilusorio y, además, “creemos que estamos separados de Dios”. O sea, que Dios está “allá” y nosotros estamos “acá”. Y, la verdad, estamos como juniors: pide y pide y… ¿las gracias a qué hora? Por eso, aquí les he compartido varias meditaciones que tienen ese propósito.

Despues de decirnos que esto es una ilusión, el curso nos explica, la importancia de vivir en este mundo o proyección como si fuera real. O sea, ¿pues quién te entiende? Pero así es; nos dice que la vivamos como un salón de clases, en el que aprendemos a perdonar. Este aprendizaje, lo aplicamos a todas las relaciones, incluso a nuestra relación con Dios o el origen.

El resultado es que despertamos del sueño, en el que creemos, que estamos separados de Dios (o Verdad), dejamos de identificarnos con el cuerpo, con la mente y regresamos a ser conscientes, de nuestra identidad divina o verdadera.

De hecho, el curso habla de “vivir el sueño feliz”, en donde yo vivo la vida o proyección, pero “consciente de que es una ilusión”. Como ya les platiqué en otra ocasión, eso te libera de montones de estrés y muchas otras cosas.

Ya sea que vivas “el sueño feliz” de “Un curso de milagros”, la ilusión budista, la maya hinduista o “la proyección” de Eckhart Tolle”, todo es lo mismo.

Por cierto, a la mera hora, mi amiga y yo, no pudimos ir al famoso retiro en Chapala, porque llegó la pandemia. Lo bueno es que empezaron a hacer los cursos y retiros en línea. Ya cuando tenía un año completo de escuchar las lecciones y pláticas mensuales y de poner en práctica lo que explicaban, compré el libro de “Un curso de milagros”. Lo puse en el buró, al lado de mi cama. No lo leí, pero lo practicaba e integraba, con los demás enfoques que me funcionan y que hemos estado repasando en este blog.

Según Wapnick, “Un curso de milagros” es único en su fusión del pensamiento occidental y oriental. Nos dice que su esencia no-dualista se parece más a las enseñanzas hinduistas y budistas de Oriente, que al pensamiento dualista, por ejemplo, que predica que “Dios está en el cielo y nosotros en la Tierra”, tal como se enseña en importantes religiones de Occidente.

OK… pero ¡el lenguaje del curso sigue siendo judeocristiano! Nos habla de Dios, del Espíritu Santo y de Jesús, con el desarrollo de:

Todo lo anterior, contrasta mucho con algunas enseñanzas de la Biblia.

Psicología práctica de “Un curso de milagros”.

Ahora, si recuerdan, el doctor Wapnick nos comentó que el curso también está desarrollado con una “psicología práctica”. Bueno, pues nos dice que esta psicología tiene la estructura, ni más ni menos, del psicoanálisis de “papá» Sigmund Freud.

Curiosamente, Freud tenía fama de ser anti-religioso extremo. Sin embargo, la estructura del “ego o proyección” como la presenta el curso, es muy psicoanalítica. Recordemos que el curso fue escuchado y transcrito por psicólogos, en una época en la que los principios freudianos se practicaban al pie de la letra. De tal modo que, el que se les haya dictado de esa manera, los hacía más sensibles y hábiles para captarlo.

Lo paradójico o contradictorio es que el tipo de pensamiento de un hombre como Freud, quién se esforzó por negar la existencia de la espiritualidad, sirva en este curso como herramienta para que recordemos nuestra verdadera identidad con Dios. Como diría mi abuela: “nadie sabe para quién trabaja”.

Un curso de milagros

¿A quién está dirigido “Un curso de milagros”?

“Un curso de milagros” ya se ha distribuido por el mundo y está traducido a diferentes idiomas. En una opinión práctica, podríamos decir que la mejor versión sería la del inglés, ya que en ese idioma fue dictado. Igualmente está distribuido en diferentes niveles religiosos, sociales, culturales, económicos, etc.

La pregunta obvia que se hace es: si los temas del curso no están dirigidos a ningún grupo en especial, ¿por qué sus ideas son tan “cristianas” y, además, porque fue dictado específicamente por “Jesús”?

Dicha cuestión ha sido un problema tanto para lectores judios (que no creen en Jesús como mesías), como para propios cristianos y “buscadores espirituales” (quienes no nos identificamos con ninguna religión).

Jesus, o “la voz”, dice en el curso: “una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible, sino necesaria”.

Según Wapnick, en el desarrollo básico que sigue el curso, también podemos encontrar la respuesta a la pregunta de ¿por qué un contenido judeo-cristiano? El curso dice: “corregir nuestros errores, en las formas en que aparezcan los mismos”. Es decir, el perdón sólo puede sanarse en la misma forma en que se dio la falta de perdón. Para mi, sería en la forma en la que se hicieron juicios acerca del perdón. Por ejemplo: sí te perdono; no te perdono; perdóname tú a mí, etc.

El curso corrige, amorosamente, nuestras proyecciones y nos lleva más allá de ellas; hacia la verdad. Trascendemos el ego o proyección y recordamos que somos parte de la “Verdad”, Dios, “el Origen”, etc. Para mí, logramos “el despertar de la consciencia”; a nuestra divinidad o luminosidad.

Si seguimos la mecánica del curso, los errores del cristianismo, como institución de poder (sacrificio, culpa, persecución, asesinato y elitismo) son reflejo de los errores básicos que cometen cualquier persona o grupo, que crean realmente que están separados de Dios (o de la Verdad).

Yo Sakshi, siempre he dicho que la Iglesia, que Jesús fundó, duró 15 días porque, obvio, inmediatamente empezaron las lógicas luchas de poder. Ahora, me entero que el filósofo alemán Nietzche dijo que “sólo existió un cristiano y que éste murió en la cruz”.

O, como les platiqué antes, el comentario de Eckhart Tolle: “se han repetido las enseñanzas de Cristo por dos mil años, y ¿quien las ha entendido? Muy pocos. Tal vez dos o tres budistas”.

Wapnick indicó: “los que empiezan Un curso de milagros, esperando encontrar, para bien o para mal, el cristianismo popularizado por más de dos mil años, se sorprenderán mucho”. Van a encontrar palabras familiares como, expiación, salvación, perdón de los pecados, Cristo, Dios, Hijo de dios, etcétera, pero con significados y connotaciones muy diferentes a lo acostumbrado.

Aunque la crucifixión y resurrección de Jesús siguen considerándose la parte central de su vida, la interpretación que les da el curso está muy alejada de la que dice el cristianismo: “sufrió y murió en la cruz por nuestros pecados”.

Iglesia del Santo Sepulcro
Iglesia del Santo Sepulcro

El curso señala que algunos son llamados a cambiar las cosas de inmediato; otros evolucionan lentamente. Lo más importante es, perdonar las relaciones y las cosas para percibirlas como realmente son.

Como decía mi abuela: “el que se anda ahogando, de cualquier tablita se agarra”. Ahora yo digo: “pero cuando sabes cuáles tablas se hunden y cuáles no, puedes elegir la que a ti te haga flotar mejor”. Por eso, en este blog les seguiré contando sobre varias tablitas.

En conclusión.

Para finalizar, les cuento que después de dos años de escuchar pláticas, audios, retiros en línea… ¡por fin leí al menos el libro de ejercicios de “Un curso de milagros” para poner todo su contenido en práctica. Hasta ahora, han sido excelentes resultados. También, por fin, tuve la oportunidad de ir a un curso de dos semanas, en La casa de milagros, en el lago de Chapala. ¡Fue una hermosa y práctica experiencia!

Recomendación.

Mi sugerencia, en esta ocasión, es escuchar al facilitador de “Un curso de milagros”, David Hoffmeister. Sus magistrales pláticas están en inglés, pero hay muchas traducidas o subtituladas en español.

Próximamente, les estaré compartiendo ejercicios guiados basados “Un curso de milagros”. Recuerden visitar esa sección de mi blog o seguirme en YouTube y Spotify.

Cero Preocupaciones (Parte 2)

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