Definitivamente, la vida es una experiencia interesante. El nacer, transitar por una serie de experiencias, retos, emociones… y luego morir. Debe tener algún sentido para alguien.
Los seres humanos damos nuestras opiniones acerca de la vida desde nuestra percepción, desde nuestro contexto. Hemos llegado a decir que somos la creación más brillante. Hemos intentado desarrollar nuestra sociedad en otros planetas. También, hemos pensado que nosotros somos las únicas creaciones con conciencia e, incluso, que somos la creación preferida de Dios.
Pero, ¿qué tal si vemos la percepción de alguien más? La de alguien que no sea un ser humano. Dios tiene nombre porque nosotros se lo hemos puesto o, tal vez, porque algunas personas con más sensibilidad, han escuchado que Él mismo les dice que le llamen Jehová u otros nombres.

Mi despertar de la conciencia.
La verdad, cualquier ser humano (aunque me consta que no todos), llegamos a un momento en el que nos hacemos las típicas preguntas existenciales. Estas pueden aparecer espontáneamente: durante una borrachera o, como en mi caso, en un momento de total insatisfacción con esto llamado vida. En otro artículo, les platiqué que a esto le llamo el Despertar de la Conciencia.
En mi rol de psicoterapeuta, me enseñaron que después de una crisis viene un cambio. Lo más probable es que sea bueno porque, también recuerdo, se dice que “después de la tormenta viene la calma”.
Pues a mí ya me pasó: ya viví la tormenta (o tal vez algunas) y, la verdad, el cambio sí llegó. Para mi bien… fue de calma.
La gente tenemos esa cosa de que “cuando encuentras algo bueno, quieres que todo mundo lo conozca o lo practique para que se sienta tan bien como tú”. Aunque, también pudiera ser que necesitas que otros lo reconozcan para estar seguro de que vas por buen camino.
Independientemente de lo que sea, me siento bien; me siento con paz y dicha, y mientras más le busco “tres pies al gato”, más me doy cuenta que no necesita los pies para avanzar.
Doy gracias a lo que sea por estar aquí y ahora, por fluir y por ser dichosa.