Muchas personas o avatares han tenido influencia importante en mi proyección. Tal vez, es porque siempre busco algo que aprender de las situaciones. El dr. Ernest Rossi, en particular, fue alguien quien logró conectar dos áreas de mi vida que disfrutaba, pero en las que no encontraba ninguna relación.
Cuando leí por primera vez su libro, “Los Veinte Minutos de Pausa”, yo veía una descripción a detalle del metabolismo de las células y otras cosas de origen bioquímico.
Al investigar su currículum académico, me di cuenta que éramos colegas como químicos y como psicoterapeutas. Así se lo hice saber el día que lo conocí. Reímos juntos y confirmamos que todo es lo mismo.
Erny, era un ser humano más “ser” que “humano”. Lo “humano” es cuerpo y mente, pero el “ser” es lo espiritual; lo trascendental. Erny, estoy convencida, ha trascendido en la vida de muchos de nosotros.